Nuria Rodríguez Sánchez es la Directora ejecutiva y el alma de EcoVisc, un taller de confección sostenible que recientemente se ha incorporado a la familia de empresas de la RED+D del proyecto ‘Sensibiliza’. Rodríguez no solo destaca el compromiso de su empresa con la diversidad y la igualdad, sino también con el feminismo y el medio ambiente.
- Nuria, cuéntanos un poco. ¿Qué es EcoVisc? ¿Cómo nace?
EcoVisc es un proyecto que busca ayudar a mujeres en situación de vulnerabilidad, que lo tienen más difícil, a crecer y a progresar personal y profesionalmente a través de la confección. Y, al mismo tiempo, queremos contribuir a minimizar el impacto medioambiental que tiene el sector textil, el segundo más contaminante después del petróleo.
- ¿Cuáles son los valores que guían EcoVisc?
EcoVisc nace con un compromiso claro y coherente con las personas y todo lo que ello implica: el respeto a su diversidad, la igualdad de oportunidades, la ayuda a los más débiles, y la motivación e ilusión que nos une a compartir objetivos y a trabajar por un bien común. Y ese respeto lo ponemos también en el cuidado de nuestra casa, nuestro planeta. Al final, los valores de EcoVisc son los que he aprendido de pequeña, de mis padres: trabajo, respeto, lealtad, compañerismo, honradez, esfuerzo y sacrificio, solidaridad y generosidad. Llevados al trabajo, hace que luchar cada día por mantener esta empresa sea un esfuerzo que merece la pena.
- ¿Cómo de importante es para ti la diversidad dentro de EcoVisc?
Si las personas son el foco y el eje de EcoVisc como proyecto que quiere generar un impacto social y medio ambiental positivo, el respeto a su diversidad está en la primera línea de nuestro decálogo. La diversidad, en cualquiera de sus vertientes, cultural, religiosa, física, intelectual, sexual, etc. nos enriquece como sociedad, abre nuestra mente y nos hace mejores personas. No quiero frivolizar, pero… ¿imaginas un mundo de clones? En mi trabajo, EcoVisc, en mi vida personal, en la educación de mis hijas, en mi entorno social, considero la diversidad una oportunidad de riqueza y de crecimiento personal.
- Este boletín se centra en la diversidad generacional. ¿Qué crees que aporta a una empresa como EcoVisc tener a personas de distintas generaciones dentro de la compañía?
Con esta pregunta me tocas la fibra. Tengo 56 años, he emprendido a los 53, mayor para muchos, y contraté a una de mis trabajadoras cuando tenía 64 años (1 año antes de jubilarse). Por otro lado, tengo dos hijas, de 18 y 24 años, que me mantienen al día y me recuerdan los años en que también me comía el mundo. Y yo les recuerdo que su madre, que ellas consideran muy mayor, aprende cada día cosas nuevas. Me supero cada día, y tengo una fuerza de voluntad que, en muchas ocasiones, supera mi vitalidad física (a pesar de muchos achaques). La frescura, la ilusión, las ganas, la fuerza, la inocencia también, de los jóvenes; junto a la experiencia, el conocimiento, la tolerancia y la madurez de los “mayores”, es una combinación que fortalece cualquier empresa.
- ¿Cuáles son vuestros planes de futuro? ¿Hacia dónde dirige sus pasos una compañía con tanto compromiso como EcoVisc?
Estamos en nuestro tercer año de vida como empresa, nacimos sin experiencia ni casi conocimientos ni en este sector ni en el del emprendimiento, así que nuestro objetivo a corto plazo es consolidarnos para, a medio plazo, poder crecer y dar trabajo a más mujeres. En los primeros dos años ganamos cuatro premios por nuestro compromiso, y eso nos ha llevado a responder a la confianza que han puesto en nosotras, esforzándonos para que se reconozca y dignifique el trabajo que las costureras, modistas y confeccionistas realizan para que podamos comprar ropa bonita. Nos hemos hecho un hueco en el sector de la moda y la confección textil, y nos llaman para compartir mesa de debate con profesionales reconocidos del sector en textil sostenible. Es un honor y, también, una responsabilidad. Y es por ello que asumimos el compromiso de trabajar en los principales retos que se presentan para el sector en España: relocalización de la producción; formación de profesionales (existe un grave problema de relevo generacional en la confección); difusión de un consumo responsable; apoyo y colaboración a proveedores de cercanía; y sensibilización para que las personas sean conscientes de su papel y responsabilidad en la convivencia y el cuidado de la naturaleza. EcoVisc es pequeñita, pero siempre he pensado que muchas pequeñas personas trabajando en una misma dirección, podemos hacer grandes cosas. Y merece la pena.